Por: Hipólito Martínez
La participación del doctor Leonel Fernández en el primer debate presidencial de la democracia Dominicana fue sencillamente magistral e impecable, tal como se esperaba de un maestro sin igual de la comunicación política, mesurado, puntual , profundo, convincente, conectado con el sentir del auditorio, relajado en el escenario, contundente con las cifras y estadísticas, además de didáctico con los ejemplos y comparaciones.
Leonel refutó con altura los números fríos del mandatario reeleccionista, mostrándolo como manipulador de estadísticas, un gobernante sin originalidad, un novato en el manejo de los complejos temas del estado, que pretende jugar con la nobleza de la inmensa mayoría del pueblo Dominicano.
El líder de la Fuerza del Pueblo hizo gala de sus condiciones extraordinarias de educador para orientar a sus colegas candidatos participantes ya que durante toda la jornada servía de referencia no solo en cuanto a las ejecutorias gubernamentales, sino también en el uso de la terminología discreta y certera de los aspectos básicos de la administración pública y de la politologia como ciencia del Estado.
El discípulo más aventajado de Juan Bosch ridiculizó con gracia y agudeza proverbial a su principal contendiente, haciendo referencia a la figura histórica de Colon, indicando que el presente gobierno es una especie de navegante que no sabe hacia dónde va ni el lugar donde se encuentra, refiriéndose en consecuencia a la incertidumbre que genera a los sectores productivos nacionales y sería poco sensato poner en manos inexpertas el porvenir de la República Dominicana.
El maestro Leonel Fernández recurrió a la sabiduría popular comparando al presidente -candidato con un bateador que se ha ponchado en su primer turno con lanzamientos básicos que jamás fallaría un bateador experimentado, acostumbrado a producir carreras en momentos de gran presión del juego de pelota, como la crisis bancaria del 2004, la crisis financiera internacional del 2007 y la burbuja petrolera de la venta a futuro del llamado oro negro, en los mercados mundiales.
Al líder de los Pueblistas siempre le faltó tiempo para continuar haciendo propuestas interesantes en cada uno de los temas planteados , a diferencia del candidato de los perremeistas que le sobró tiempo en varias ocasiones, incluyendo un aspecto sobre el cual él plantea la necesidad de una reforma constitucional y no pudo sostenerla con argumentos sólidos ni siquiera por dos minutos, sobre el denominado ministerio público independiente.
Luis Abinader lució ridiculo e inoportuno pretendiendo ser gracioso, invitando demagógicamente a cenar a sus colegas, en un contexto en el cual los anfitriones eran los directivos de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios ( ANJE).
Como todo un tribuno maestro de la retórica y la oratoria política, Leonel expuso con ritmo, elegancia y claridad todas las propuestas y respuestas a las preguntas que los moderadores solicitaron y sin embargo, el actual mandatario pareció nervioso, errante y desacertado durante la primera hora del debate y en las respuestas a varias interrogantes.
En resumen, se podría decir que Leonel Fernández demostró la superioridad política de un estadista probado y reconocido por la comunidad de la naciones de America, ademas de revalidarse como el comunicador
político más elocuente y versátil de todos los tiempos, mostrando que a su liderazgo impactante y carismático le esperan los mejores días de su historia.
Finalmente, el primer debate presidencial de la democracia Dominicana concitó gran interés político para el electorado nacional y por vía de consecuencia inclinará la voluntad política soberana en la jornada electoral del 19 de mayo, en favor del otrora inquieto joven de Villa Juana.
