Haime Thomás Frías Carela
Que puede decirse a profundidad y seriedad, sobre la muerte de una persona, que después del hecho, su victimario se quita la vida, nada.
Si queremos ser objetivos y debemos serlo, para alertar a otros, los especialistas de la conducta humana, harán sus análisis y dictaminarán las razones que generaron el hecho, todo quedará en teorías.
El femicidio de una mujer bella y popular en los medios, por parte de un ex, ignorado y despechado por el abandono, después de que ella creciera y lo sepultara en el anonimato, se está viendo con mucha frecuencia.
Pocos hombres están en capacidad de soportar y sortear situaciones similares, las que constituyen un reflejo de la sociedad de hoy.
No hay forma de justificar una muerte, pero tampoco tiene sentido estigmatizar al homicida suicida.
Las mujeres se superan y, en miles de casos, lo logran con el respaldo del varón, al que luego deben abandonar por motivos más que justificados, no están al mismo nivel.
Pocos machos tienen la entereza y firmeza para olvidar a mujeres que están en proceso de crecimiento y en desacato total, en ese trayecto, las plataformas digitales constituyen un acicate para magnificar los problemas.
No voy a insistir en el machismo, quienes me leen, conocen mi forma de pensar.
La muerte de la joven locutora, no será la última, esos casos, representan el vivo reflejo de lo traumático que resultan las relaciones que comienzan entre iguales y concluyen en la desigualdad, el crecimiento de ella y el estancamiento del varón!