Por Hipólito Martínez
Por más esfuerzos que hagan las autoridades gubernamentales y municipales de crear espacios decorados de navidad, alegría y felicidad, la realidad actual es que el Pueblo de Santiago está marcado por cinturones de pobreza, marginalidad, desigualdad, carencia de servicios y corrupción administrativa, que explican la disminución de la calidad de vida de segmentos importantes pertenecientes a los sectores populares de la ciudad Corazón.
Las quejas de los comerciantes , empresarios y vendedores llueven en estos días por la escasa circulación de dinero a pesar de la entrega del llamado doble sueldo, ya que las ventas siguen a un ritmo normal en las tiendas, plazas, supermercados y colmadones.
Los artistas , músicos , taxistas y otros actores de la economía nocturna también han expresado su inconformidad con las autoridades por la escasa circulación y las pocas actividades que los agentes del Ministerio de Interior y Policía, se encargan de mantener en zozobra.
El panorama citadino de Santiago es desesperante, preocupante y tan desolador que a cualquiera hace pensar que vivimos el período de la cuaresma y jamás se imaginaría nadie que ya estamos en la época de las navidades, porque los larguísimos tapones en el tránsito, las tandas de apagones, la escasez de agua potable, los hoyos de las vías públicas y los hechos delincuenciales que suceden a plena luz del día, tienen a la población irritada e incómoda ante la situación de desamparo que padece.
En los barrios ya comienzan a verse los vertederos improvisados de basura, las instalaciones deportivas en franco deterioro, los mercados públicos arrabalizados , las aceras y contenes ocupadas por negocios informales, los registros sin las tapas correspondientes, mientras las organizaciones comunitarias esperan por las asambleas del presupuesto participativo para reclamar alguna obra municipal que se les prometieron en campaña.
El pueblo de la hidalga ciudad de Santiago interpreta como una burla del presidente Abinader, el hecho de invertir más de 6 millones de pesos en un teleférico que el pueblo no utiliza como medio de transporte, el cual tiene un alto consumo de energía eléctrica, constituyendo la expresión más elocuente de un fantasma que arropa un hecho de corrupción pública de la gestión gubernamental.
Muchísimas familias se han quedado esperando la “brisita” de los bonos que el gobierno prometió llevarían casa por casa, las fiestas de las empresas e instituciones a sus empleados se han reducido a su mínima expresión y los intercambios de regalos entre amigos y familiares, constituyen una sana tradición que tomará vacaciones en este diciembre.
En conclusión, como consecuencia de la difícil situación económica y social, impuesta por el gobierno de Abinader a la población de la provincia Santiago, es que las navidades pintan amargas, se hará bien difícil la cena de Nochebuena , la entrega de los juguetes del Niño Jesús, el Encuentro de despedida del año y la fiesta de los Santos Reyes, además de los encuentros festivos y los eventos particulares.