SANTIAGO, R.D.-El empresario Osvaldo Radhamés Rodríguez, propietario de Tabacalera El Artista, abrió de par en par las puertas de una industria que, más que un negocio, es una herencia viva de Tamboril que se esparce como humo en el mercado internacional.?
Con la serenidad del artesano que conoce cada fibra de su oficio, Rodríguez sostuvo una conversación extensa y reveladora sobre el valor del tabaco dominicano, su cadena productiva y su impacto en miles de familias que encuentran en este cultivo su pan cotidiano y su orgullo ancestral.
Entrevistado en el AgroBanca Podcast, el veterano empresario, hijo de la tradición y tercera generación de una familia tabacalera, reveló que desde sus inicios ha desgranado la historia de la producción de tabaco y cigarros como hoja madura bajo el sol.
Contó cómo Tabacalera “El Artista”, esa empresa familiar con más de 70 años de trayectoria, ha logrado exportar cigarros premium al mundo, convirtiendo el talento dominicano en un sello de distinción internacional.
Defensa del cigarro: es “una obra de arte, no un veneno”
Rodríguez defendió con firmeza la pureza del cigarro dominicano ante lo que calificó como una “confusión injusta” su comparación con el cigarrillo industrial que posee adictivos químicos.
Aseguró que el tabaco premium no contiene aditivos químicos, y que quienes lo elaboran “crean una obra de arte, intervenida por múltiples manos y guiada por la experiencia”, un producto cuya esencia dista mucho de las campañas que lo señalan como nocivo.
Un gigante que sostiene economía y comunidad
Como un río silencioso que nutre tierras enteras, la industria del tabaco aporta más de 1,400 millones de dólares al fisco, un renglón económico que sostiene municipios completos y da vida a miles de hogares, con una producción superior a los 8 mil millones de unidades de cigarros.
Rodríguez resaltó también la labor de ADOCITAB y el creciente impacto del Dominican Cigars Fest, evento que entra en su cuarta edición como una fiesta cultural y económica sin precedentes en la República Dominicana.
Un reconocimiento con aroma a historia
En el marco del 80 aniversario del Banco Agrícola, el 1 de junio de 2025, Rodríguez fue reconocido como Empresario y Cliente Preferencial, un homenaje que, más que premiar, devuelve reflejo: su aporte a la industria, al país y a sus comunidades.
De niño aprendiz a líder del tabaco dominicano
La historia de Radhamés parece escrita con tinta de humo y paciencia. Comenzó a los cuatro años, en Tamboril, Capital Mundial del Cigarro, aprendiendo desde el cultivo hasta la transformación del tabaco bajo la mirada firme y generosa de su padre, don Ramón Antonio “Pulita” Rodríguez, quien tuvo la visión de crear una marca nacional de cigarros que, décadas después, conquistaría mercados internacionales.
Relató los retos iniciales para penetrar en la competitiva industria global, un camino marcado por persistencia y visión empresarial.
Radhames y Tabacalera El Artista acumula 33 años ininterrumpidos participando en la feria de cigarros más grande de los Estados Unidos, la PCA Convention & Trade Show, además de tener presencia en ferias de Europa y Asia, incluido el gigantesco mercado chino.
Una empresa con marca propia y de grandes figuras
El Artista fabrica también líneas exclusivas para personalidades de renombre como David Ortiz, con la marca Big Papi, Mike Tyson, ícono del boxeo mundial, el cantante Mozart La Para, con sus MLP Cigars, Sergio Vargas y otras figuras del arte y el deporte.
Una empresa con alma social
Pero Radhamés no solo cultiva tabaco también desarrolla una extensa vida altruista en favor de las personas de escasos recursos de su comunidad.
Desde su empresa desarrolla programas sociales que proporcionan útiles escolares, becas, apoyo deportivo, promoción cultural, ayuda a iglesias y grupos no gubernamentales.
“El tabaco es mi vida, pero la gente es mi razón”, declaró, dejando claro que su liderazgo trasciende la fábrica.
Con un máster en mercadeo, décadas de experiencia y un prestigio ganado sin estridencias, Rodríguez afirma que su empresa es hoy líder en el mercado mundial. Y mientras su voz resonaba en el estudio del podcast, quedó claro que su historia, como un buen cigarro, combina tradición, aroma y carácter: un legado que no se fuma, sino que se honra.
